Debemos tomar nuestro puesto en el Señor, cómo hijos formados en el corazón del Padre. Teniendo como relación con él, su propia imagen.
Los hombres de fe que aparecen en las páginas de la Biblia, usados como ejemplo para nosotros, no son diferentes. Son hombres. Los hombres conforme al corazón de Dios también están expuestos a pecar.
Los hombres de fe que aparecen en las páginas de la Biblia, usados como ejemplo para nosotros, no son diferentes. Son hombres. Los hombres conforme al corazón de Dios también están expuestos a pecar.
El hombre titulado padre de la fe (Abraham), llegó a serlo, caminando en sus propias debilidades.
El hombre primogénito en recibir la gracia de Dios, también como hombre cuando tenía que celebrar su triunfo, se derrotó así mismo.
El hombre que instruyó por 80 años Dios, para servirle impecablemente (Moisés), al final del camino falló.
Lo muy importante es no abandonar el camino, confiando en el amor de Dios que incluye mucha paciencia, tolerancia y el deseo vivo del cambio progresivo que podemos lograr.
Con la ayuda y el amor de aquel que no escatimó nada con tal de conseguir que lo acompañemos eternamente, no hasta el fin, sino hasta el cielo.
Hilda Reyes
21 de abril, 2024
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