Hoy
tienes la oportunidad entre elegir una buena actitud que te abrirá
puertas o una mala actitud que te cerrará las puertas. Tú eliges.”
Un
viejo carpintero llegaba a la edad para jubilarse. Contó sus planes a
su jefe de que quería dejar la construcción y vivir una vida más
relajada con su mujer y disfrutar de su familia.
Echaría
de menos su salario pero necesitaba jubilarse. La familia sobreviviría.
El contratista lamentaba ver irse a su buen trabajador y le pregunto si
podría construir una última casa como favor personal. El carpintero
asintió, pero poco a poco era fácil ver que su corazón no estaba en su
trabajo. Trabajaba mal y usaba materiales de calidad inferior.
Desafortunada manera de acabar su carrera
Cuando
el carpintero acabó su trabajo vino el contratista para inspeccionar la
casa. El contratista dio la llave de la puerta principal al carpintero y
dijo; -Ésta es tu casa, mi regalo para ti.
¡Qué
susto! ¡Qué pena! ¡Ojalá hubiera sabido que construía su propia casa,
lo hubiera hecho muy diferente! Ahora tenía que vivir en el hogar que no
había construido bien.
Así
es en nosotros., construimos nuestras vidas distraídamente.
Reaccionamos en lugar de actuar, estamos contentos con aguantar menos
que lo mejor.
En
momentos críticos no damos al trabajo nuestro mejor esfuerzo. Así que
con un susto miramos la situación que hemos creado y encontramos que
vivimos en la casa que hemos construido. Si nos hubiéramos dado cuenta
lo hubiéramos hecho diferente.
Imagínate
que fueras un carpintero. Piensa en tu casa. Cada día clavas un clavo,
pones una estantería o levantas una pared. Construye con sabiduría. Es
la única vida que vas a construir. Aunque solo vivas un día más, aquel
día merece ser vivido con gracia y dignidad.
La placa en la pared dice, ´La vida es un proyecto de bricolaje: hazlo tú mismo.
Recuerda: Tu vida mañana será el resultado de tu actitud y decisiones que haces hoy.
Pedro Sifontes
Renuevo de Plenitud
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