sábado, 18 de agosto de 2012

¿Nos devalúa como persona la pérdida de un miembro del cuerpo?



En el New York Times se pudo leer acerca de un soldado que después de haber combatido en la guerra de Vietnam, por fin regresaba a su casa.

Previamente llamó a sus padres desde San Francisco diciéndoles "Mamá y papá, voy de regreso a casa, pero quiero pedirles un favor ya que tengo un amigo que me gustaría llevar conmigo.

"Seguro", le respondieron, "nos encantaría conocerlo". Solo que hay algo que deben saber (replicó el soldado). Mi amigo ha sido fuertemente herido en combate. Tropezó con una mina en algún lugar y perdió un brazo y una pierna. No tiene donde ir y quiero que vaya a vivir con nosotros. "Nos duele oir eso, hijo. Posiblemente podemos ayudarlo encontrando donde pueda vivir".

A esta respuesta del padre, el hijo le replicó, "No papá y mamá, quiero que viva con nosotros". "Hijo ~ dijo el padre ~ "no sabes lo que estás pidiendo. Alguien con un problema de incapacidad así podría ser un estorbo para nosotros. La madre dijo "tenemos que vivir nuestra vidas, y no podemos permitir que algo como eso interfiera con ellas. Tendríamos que alterarlas por completo, hijo. Yo creo que deberías venir a casa y olvidar a ese jóven. El Gobierno puede asistirlo ... o ya encontrará una forma de salir adelante con su vida por sí solo".

En ese momento el hijo colgó el teléfono, y los padres no volvieron a oir nada de él. Sin embargo, algunos días después recibieron una llamada de la policía de San Francisco. Su hijo había muerto al caer de un edificio, según les dijeron. La policía concluyó que había sido un suicidio. Los sorprendidos y asustados padres acuderon a la ciudad de San Francisco y fueron conducidos a la morgue para identificar el cadáver de su hijo.

Efectivamente, lo reconocieron, pero para su horror descubrieron algo que no sabían, su hijo solo tenía un brazo y una pierna.

Los padres de esta historia pueden ser como muchas personas. Nos es fácil amar a aquellos seres exitosos, bien parecidos o que nos son agradables y sin problemas, pero no aceptamos a la gente que nos pueda crear cualquier inconveniente o hacernos sentir incómodos en alguna forma.

Nos alejamos de la gente que no es tan "sana, bonita, bien parecida o inteligente". Afortunadamente hay siempre alguien qe no nos trata de esa forma. Alguien que nos ama de una forma incondicional, y que nos da la bienvenida dentro de su familia, sin importar que mal estemos.

Pidamos a Dios que nos de las fuerzas necesarias para aceptar la gente como es, y para que nos ayude a ser más comprensivos con aquellos que son diferentes a nosotros. Renovemos este sentimiento y nuestra fe en Aquel que nos ha mostrado su amor incondicional.


Publicación Oficial de la Federación Concilio General Asambleas de Dios de Venezuela. Material enviado por Luis Gómez, vía Internet.

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